
A riesgo de sonar a busconovia:
Hace algunas semanas conocí a una chica. La conocí por medio de un buen amigo mío, blogger, pues estudia con él en la universidad y, casualmente, se encontraban haciendo un trabajo grupal, de esos que más parecen pijamadas o conversatorios. Llegué con la intención de revisar una mercadería que le había llegado, pero aproveché para tomar un par de cervezas con 'A' (amigo blogger). La chica que conocí ('B'), y su amiga ('J', a la que también conocí, pero nótese el mayor enfoque en la otra chica) ya tenían que retirarse, de modo que prácticamente no tuve oportunidad de conversar con ellas; sin embargo, le comenté a 'A' lo bonita que me había parecido 'B', ante lo cual 'A' me dijo que podía arreglar una salida de nosotros 4, idea que no me disgustó para nada.
Para poder concretar la mencionada salida, los 4 involucrados debíamos estar de acuerdo en ello. Yo sabía que 'A' y 'J' ya habían salido un par de veces anteriormente, además estudiaban juntos así que se manejaba cierta confianza entre ellos, y era claro que yo estaba de acuerdo en salir con 'B', pero no sabía si ella accedería a salir con alguien al que había visto sólo unos cuantos minutos. Por esa razón, me sorprendió que unos días después, 'A' me comunicara la fecha tentativa de la posible salida, debido a que a 'B' le había agradado la idea de salir juntos. Evidentemente, la respuesta positiva de 'B' se veía apoyada, en gran parte, en el hecho de que lo nuestro no era una cita en todo el sentido de la palabra, sino prácticamente una salida en grupo, donde podríamos conocernos un poco más y ver cómo se daban las cosas.
Llegado del día acordado, la mencionada salida simplemente se canceló por arte de magia, o sería mas correcto decirlo, porque 'B' tuvo que viajar (posteriormente me enteraría que estos viajes durante los fines de semana eran una cuestión bastante común en ella, lo que disminuía mis posibilidades de concretar el encuentro). Mientras esta situación me mostraba a mí el lado más amargo, 'A' vivía su propia historia, con resultados más o menos favorables (tras su correspondiente ida y vuelta de situaciones novelescas). Así pasó mas o menos una semana, hasta que 'A' me habló de una nueva oportunidad de llevar a cabo la salida - esta vez con 'A' y 'J' unidos en santa relación de enamorados - ; nos reuniríamos en su casa antes de salir. Horas antes de salir, 'A' me dijo que un amigo suyo (a partir de ahora, 'C') también nos acompañaría, porque iban a ser demasiadas mujeres para muy pocos hombres. Esto me desconcertó por completo, y al preguntar por más detalles, 'A' terminó por contarme que ese día no saldríamos los 4 solamente, sino que, se trataba de una salida de gente de su facultad, salida en la cual yo (y ahora también 'C') iba de anexo, adherido, o simplemente 'colado'; esto, evidentemente, me restaba algunos puntos, pero decidí acudir de todos modos. Entonces, el grupo de jóvenes reunidos en casa de 'A' era el siguiente: 'B', 'J', 'A', 'C', tres amigas más de 'A', y yo.

Durante aquella noche, las cosas no salieron de la mejor manera posible. Logré acercarme a 'B' en varias ocasiones y pudimos conversar sobre un par de cosas, bailar y beber...no, en realidad la parte de beber queda fuera de esta historia, pues de agua no quiso pasar en toda la noche (otro par de puntos abajo). En general, 'B' no parecía muy cómoda con la situación, no respondía de muy buena gana a las preguntas que le hacía, o utilizaba monosílabos para comunicarse conmigo. Todo esto, sumado al hecho de que 'C', quien había quedado completamente impactado con ella, se convirtió en mi 'rival' en la pugna por captar la atención de la mencionada señorita durante toda la noche, terminó por convertir la velada en un conjunto de situaciones que pasaron de ser divertidas, por algunos momentos, a volverse incómodas o llenas de incertidumbre. Finalmente, la noche acabó y el grupo se separó, 'A' después de un buen número de intercambios salivales con su enamorada, y yo sin haber podido obtener el número de celular de 'B' (se lo podía haber pedido a 'A', pero quería que 'B' me lo diera por sí misma). Después de ello 'A', 'C' y yo nos fuimos a comer algo a "la choza" (el popular 'acorazado'), y yo probaba cada bocado con suma cautela ('C' ofreció invitarnos la comida, así que cabía la posibilidad de que me esté envenenando).
Como era de esperarse, tras dicha infructuosa ocasión, parte de mis esperanzas se diluyeron, pero aún guardaba una latente: el almuerzo de ingeniería. Como la mayoría sabe, esa celebración es todo un evento, y el alcohol y la música inundan el ambiente y contagian a cuanto participante haya, por lo que me pareció precisa la idea de invitar a 'B' al almuerzo, sería la oportunidad perfecta de tomar mayor confianza y pasar un buen rato; además, esta vez me aseguraría de que no aparezca ningún 'C' por allí. En esta oportunidad si fuimos sólo los 4. En general, creo que esta salida fue mucho más a mi gusto, de lo que fue la primera; al parecer el ambiente hizo lo suyo y la renuencia inicial se transformó en una mucho mayor confianza, reflejadas en sonrisas más seguidas, bromas constantes, bailes más entradores, mayor acercamiento corporal...El único problema fue el tiempo, y es que la señorita 'J' tenía que retirarse temprano (a dos horas y media de haber llegado), y por consiguiente, 'B' tenía que hacer lo mismo - ya que habían llegado juntas - guiada por esa solidaridad femenina tan bien vista por momentos, pero que terminan por arruinar muchos de nuestros planes.
A pesar de lo corto del encuentro, las esperanzas, aminoradas durante la primera salida, se vieron avivadas por los considerablemente mejores 'resultados' de la segunda; en otras palabras, la aparentemente inexistente 'química' hizo su aparición de un momento a otro. Esto me dio la suficiente confianza para invitar a 'B' a salir, a una cita, propiamente dicha, sin grupo de amigas o 'C's de por medio. La invité a salir, quedamos en salir el viernes por la noche al cine; en otras palabras, un buen día, una buena opción para la cita, y un buen ambiente previo creado por el almuerzo de ingeniería. A riesgo de sonar patético o neurótico, confesaré que planeé hasta el más mínimo detalle para la mencionada salida, película que veríamos, tiempo de recorrido del taxi, posible primeras palabras, temas de conversación adecuados, comentarios hacia la película si era de nuestro agrado, o sólo de su agrado, o sólo de mi agrado, o del de ninguno...en fin, tras algunas exageraciones, creo que en mi cabeza tenía la idea de que las cosas simplemente tenían que salir bien ese día (noche).
La conocida ley de Murphy (la que nunca fue pronunciada del modo en que actualmente la conocemos) dice: "si algo puede salir mal, saldrá mal". Ese viernes por la noche, en que estaba planeada la cita con la señorita 'B', cita tan bien planificada y tan esperada, decidí que podía enunciar mi propia versión de la ley arriba citada: "si has planificado una salida perfecta al cine, un viernes por la noche, y crees que la única posibilidad de que las cosas salgan mal es que se produzca un corte de energía eléctrica en toda la ciudad, ese día se irá la luz en todo Piura por varias horas y tendrás que cancelar la salida".
Ciertamente, los consejos sobre bañarme en ruda o hacerme una limpia no se hicieron esperar, pero el episodio, más que trágico, me pareció gracioso, así que decidí que la salida no se había cancelado, sino simplemente postergado. En todo caso, y en contra de lo que considero días adecuados para salir, decidí invitar a 'B' a mover la salida del viernes para el domingo (el sábado tenía el matrisuicidio de un amigo), pero esa es otra historia...