30/6/09

¿Malentendido o...? (La próxima llevamos galletitas)


Los fines de semana son la ocasión precisa para salir a encontrarse con amigos y amigas, salir a comer o tomar algo, o ir a alguna discoteca (como sí tuvieramos muchas aquí en Piura) o algún pub o bar, o en una casa, si la situación así lo precisa. Este fin de semana no fue la excepción.

Diego (sí, el blogger mundialmente conocido por su ternura) hace poco nos dijo que quería hacer una reunión para tomar algo en su casa, algo "tranqui" y sin mucho bullicio, una seudo celebración de un 'suceso' que no traeré a colación en estos momentos. El hecho es que el evento incluso estuvo creado en el facebook y muchos invitados confirmaron su asistencia (esa bendita herramienta nos permitía estimar la cantidad de personas que asistirían con bastante anticipación). La hora no estaba del todo determinada, pero ese mismo día nos avisó por messenger que todo empezaría entre 8 y 9 de la noche.

Debido a ciertos inconvenientes logísticos (tenía hambre y no había comida en mi casa), salí algo tarde mi casa a ver a mi amigo Wenceslao (otro invitado al super evento) para ir juntos a ver a Diego. Wenceslao -otro demorón- me hizo esperar buen rato mientras se alistaba. Luego de eso le pedí que me acompañara a comer algo, y finalmente a buscar un red bull, debido a que llevaba durmiendo cuatro horas diarias durante los últimos cinco días.

A casa de Diego llegamos a las 11:15. Sólo lo encontramos a él escupiendo bilis mientras jugaba una partida de DOTA en su computadora. Aparentemente, la confirmación de facebook, para muchos no significaba una confirmación real.

Mientras Diego seguía jugando, yo empecé a celebrar por él, preparando algo de vodka con red bull, para poder despertarme. Decidimos que aunque fueramos tres, celebraríamos; teníamos vodka, teníamos jugo de naranja, y la receta para el screwdriver no era muy complicada. Pero precisamente un par de minutos antes de la hora a la que empezaríamos a beber Diego recibió una llamada de una amiga suya, y la respuesta de Diego fue: "Ok, me apunto, pero estoy con 2 patas más, ¿sale?... ok, llegamos en un toque". Aparentemente seríamos más de 3 esa noche, no llevaríamos la botella de vodka completa, y no sería la celebración del evento publicitado en facebook, y... Wenceslao dijo que necesitaba ponerse una camisa, mientras Diego decidía que quería bañarse (en el baño de Wenceslao) y yo me iba quedando dormido pues el red bull aún no hacía efecto.

Antes de llegar al lugar desconocido, casa de la amiga de la amiga de Diego (a la que tampoco conocíamos - Wences y yo), planificamos un par de cosas: "muchachos, por si acaso, este tercio de botella es lo que nos queda después de la súper celebración que hemos tenido hoy, y sólo nosotros tres hemos sobrevivido, porque los demás se fueron a dormir". "Claro, claro, y hemos estado desde las 6 de la tarde bebiendo, ¿verdad?"

Y llegamos al lugar, no a la casa, sino a un referencial cruce de calles donde la amiga de Diego saldría para esperarnos. Cuando vi a M (la amiga que Diego nos presentó) la reconocí, era una chica que llevaba un curso en la cual había un trabajo que yo coevaluaba junto a otras personas y al profesor del curso. En ese momento sentí algo de ironía, pues momentos antes había estado preguntando a Wenceslao qué tan complicado era ser profesor de alumnas entre las que, muy seguramente, habría chibolas de esas que aceleran a cualquiera. Cuando Diego presentó a M, ella no me reconoció del todo, pero se notaba que algo familiar debía de notar en el "desconocido que había frente a ella". A recibir a Diego -y sus dos 'patas'- también salió F, una chica que Diego ya nos había presentado en otro momento, pero que al no pasar de "hola" en aquella oportunidad, decidieron presentárnosla nuevamente. Entonces, los cinco, mientras conversábamos fuimos llegando a la casa, donde había dos chicas más y un tipo.

Al llegar, las presentaciones respectivas. Luego, Diego acompañó a una de las chicas a preparar el trago, que beberíamos una vez que se hubieran terminado las cervezas que quedaban en la mesa.

Suele pasar -y digo "suele" porque he conocido casos en que ocurre todo lo contrario- que en una reunión donde hay alcohol, las mujeres son las primeras en negarse a seguir bebiendo porque les afecta más rápidamente. Sucede que, una de las chicas, tras 3 vasos de un muy suavecito screwdriver ("oigan que rico lo han preparado, esta bien suavecito"), cambio el clásico dejo piurano ("gua, compare") por uno que más sonaba a limeño-argentino ("obvioooooo, querido, sabés que así son las cooosas"), lo que a todos nos pareció un primer indicio de que el alcohol empezaba a atacar prematuramente a uno de los integrantes de tan amena reunión. Viéndolo por el lado gracioso, habíamos descubierto un tipo nuevo de borracho (existe el borracho agresivo, el amistoso, el amoroso, el monse...), el extranjero.


Una vez que se acabó el trago, todos nos mirábamos las caras, pues no sabíamos qué desearía tomar la gente. Entre las chicas, una quería seguir tomando "esa cosa que han preparado con el juguito de naranja y que estaba bien rica", otra prefería cerveza, y a las otras dos les daba igual. Entonces, la opinión del cuarto hombre de la sala (a quien ninguno de nosotros tres conocía) fue pronunciada: "bueno, yo creo que deben tomar cerveza, porque el vodka las mujeres lo toman sólo cuando están entre ellas, no lo van a estar tomando con ustedes porque recién los conocen, pues". Wenceslao, Diego y yo nos miramos entre nosotros esperando poder determinar si era correcto decir algo en ese momento, o era mejor dejar las cosas ahí. En otras palabras, para este 'broder' -enamorado de la dueña de la casa- éramos algo así como un trío de terroristas violadores que buscaban asaltar un convento, y nos ganamos ese calificativo por haber llevado un tercio de botella de vodka a esta reunión...para ocho personas.



El alcohol es un desinhibidor natural, y es utilizado en muchas ocasiones para facilitar las cosas en las relaciones "hombre-mujer" en sus principios; pero, eso no significa que siempre que un hombre lleve alcohol a un lugar, esté buscando "hacer su noche", "levantarse a las flaquitas" o, como diría mi buen amigo Esteban "remojar la zanahoria", sino que, por lo menos para mí, si voy de invitado a una reunión donde no conozco al anfitrión, prefiero llegar con algo bajo el brazo, que esperar a que hagan el 'pozo'.

La noche terminó bien, las chicas se quedaron hasta más de las 4 de la mañana, un poco picadas, pero aún bebiendo con moderación (afortunadamente el tipo aquél ya se había ido a dormir cuando regresamos con el trago), y cuando notaron la hora llamaron apresuradamente a un taxi. Luego, a la hora de despedirse, ellas se fueron a sus casas (a excepción de la dueña de casa) y nosotros fuimos a la pensión de Wenceslao a tomar algo de vodka que nos había quedado de una reunión pasada (si lo llevábamos a la reunión reciente probablemente el tipo del que he hablado nos habría crucificado), aprovechando el feriado largo.

Una vez en la pensión pudimos hablar con un poco más de libertad: "ta que te juro que tenía unas ganas de sacarle la mierda a ese on por ponerse a hablar cojudeces, cómo va a decir eso!!"...