25/4/09

No, gracias






- "No, gracias, estoy de salida"

- "Será para otro momento, estoy muy ocupado ahora"

- "En realidad en este momento estoy rezando 200 avemarías con toda mi familia"

- "Soy católico, ve a tocar otra puerta"

- "Soy ateo, ve a tocar otra puerta"

- "Soy un asesino psicópata, ¿gusta tocar otra puerta, por favor?"


Cada vez que un evangelista (llámese evangélico, testigo de jehová, mormon, enviado del mesías, y cuanta nueva secta haya surgido) llega a nuestra puerta tenemos una frase, una excusa, o quizá sólo un gesto adusto para expresarle nuestra total negativa a oír su parloteo, sus profecías ("hace 3 semanas ha nacido un mesías en esta misma ciudad y nos salvará a todos") y sus ideas; algunos lo hacen porque se sienten totalmente ofendidos por el hecho de que alguien quiera "hacerlos cambiar su fé católica", "alejarlos del buen camino", "llevarnos al reino del demonio"; otros, simplemente no tenemos ánimos de escucharlos, ni a ellos ni a ningún evangelista (así sea católico). Y el razonamiento es bastante simple: una conversación se da porque dos personas muestran interés en tener esa conversación, por tanto, si una de ellas no quiere tenerla, no habrá dicha conversación (a menos que una sea obligada por la otra, como en 'padre e hijo' o 'pisado, pisadora'), y si yo no quiero que alguien me hable de un tema, pues simplemente no lo oiré decir nada, pues haré que la conversación termine sin haber empezado siquiera (por contradictorio que esto suene).

El asunto es simple cuando estas en tu casa, cierras la puerta, o te mandas a mudar a algún otro lado, así evitas el molesto (para algunos de nosotros) encuentro con "la sagrada palabra", pero existen ciertas situaciones que uno no puede manejar tan gloriosamente, ciertos momentos que inexplicablemente se vuelven contra nosotros y parecen decirnos "o escuchas a este mequetrefe o escuchas a este mequetrefe". Ojalá todo acabara en la parte de escuchar al sujeto en cuestión, ojala no hubiera que oírlo decir que "aún estás a tiempo de salvarte, dejar la vida mundana y tomar el camino correcto", o que les gustaría visitarte más seguido para que comprendas un poco más de ellos y de lo importante de formar parte de ellos.

(...)


El día de ayer, viernes, a golpe de una o dos de la tarde, me encontraba en el centro esperando tomar un carro para ir a mi casa a almorzar (trabajo en horario partido, de 8 a 1pm y de 4 a 7), bajo un inclemente sol (que en estos últimos días ha vuelto a enfurecer) y cubriéndome poco a poco de un nada agradable sudor que se esforzaba por adherir mi camisa a mi cuerpo (lamentablemente me veo obligado a trabajar con camisa y corbata). En medio de mi espera logré divisar un taxi colectivo (llámese tico amarillo pirata) con todos los asientos de la parte posterior desocupados, así que espere a que estuviera cerca y lo tomé; subí en la parte de atrás, donde había un pasajero más. Dos cuadras mas allá subieron dos tipos vestidos de pantalón oscuro, camisa blanca, y corbata azul, cargando además una especie de maletín; uno de ellos era caucásico y notoriamente extranjero, el otro era notoriamente peruano (al margen de prejuicios). El 'gringo' subió en la parte de adelante, y el peruano en la de atrás, es decir, a mi lado... el colectivo se había llenado. En mi mente, al verlos, una palabra se mostró en mayúsculas: MORMONES.

Al principio, el tipo a mi derecha no mencionaba palabra alguna, y yo agradecía a Dios por ello (irónico). Lametablemente, mi calma no duró mucho tiempo, a mitad del trayecto empezó por presentarse con un tono de respeto bastante extraño ("me llamo Juan Aguilar, soy de Lima, no conozco mucho por aquí, mi compañero de adelante es de Estados Unidos, ¿usted vive aquí?") y luego siguió con una serie de preguntas a las que yo respondía con invariantes monosílabos, en muestra de mi poca disposición a entablar una conversación del tipo religiosa. Sin embargo, este tipo parecía no entender mis mensajes, mis gestos de incomodidad y mis miradas al vacío (como las que usa una chica para darte a entender que no le interesas), así que opté por decirle directamente las cosas: "mira, cada quien es libre de creer en lo que le parezca lo mejor, y yo tengo mi propio modo de ver las cosas, así que en realidad me interesa muy poco el mensaje que me venga a dar un evangelista, porque todos tratan de decirte las mismas cosas desde su propio punto de vista, todos creen que el único módo de salvarse es el suyo propio, y está bien si quieren creer eso pero yo tengo mis propias ideas así que en realidad no suelo oirlos".

Este tipo era realmente desesperante, no entendía mensajes directos ni indirectos. No sé si así se sentirán las chicas cuando un tipo las hostiga intentando conseguir algo con ella a pesar de su negativa, pero este tipo sólo sólo conseguía colmarme la paciencia.

En algún momento empezó a decirme que sería bueno que escuche más a los mormones, quizá sólo como cultura general, o quizá con mayor interés en lo que hacen, y que alguna vez el podría hablarme con mayor detenimiento sobre eso, lo que entendí como algo general, como quien dijera "si alguna vez algún mormón te quiere hablar abre tu mente y escúchalo" y no "YO voy a ir a tu casa pronto y tienes que atenderme porque voy a darte el mensaje de Dios". Peor se puso la cosa cuando me preguntó donde vivía para ir a darme el mensaje; a lo que yo respondía: "vivo por aquí, por 'Las Margaritas', pero nunca estoy en mi casa porque trabajo todo el día (sí, sí, claro)". El punto de quiebre fue el momento en que el tipo éste estaba por bajar ("No, pero dame la dirección exacta"), y sostenía un papel en una mano y un lapicero en la otra para anotar dónde vivía, ante lo cual no pude hacer más que mirarlo con una mezcla de indignación y cólera ("NO TE VOY A DAR MI DIRECCIÓN EXACTA"). Estando fuera del colectivo, no le quedo más alternativa que desistir.

¿Darle mi dirección a un extraño?, ¿alguno de ustedes lo haría?, definitivamente no. En primer lugar, por el simple hecho de ser un extraño, porque nadie anda repartiendo volantes por ahí con su dirección escrita, porque por más que tuvieran una completa apariencia de ser 'mormones', podrían no serlo, sino ser miembros de alguna banda de asaltantes (suena neuótico pero en estos tiempos nada es seguro), o por último, ser alguna persona con otro tipo de intereses (un amigo me contó que una vez se le acercó un tipo diciendo pertenecer a una de estas sectas, pero que luego resultó ser un homosexual con intenciones algo oscuras).

Si entre los lectores se encuentra alguien que pertenece a una secta como las que he nombrado y se ha ofendido con esta publicación, pido disculpas, pero sinceramente la actitud y la insistencia de personas como aquella con la que me encontré puede poner de mal humor a cualquiera. Todos somos libres de querer comunicar nuestras creencias a los demás, pero también somos libres de no querer oir las de otros. Como solía decirme un profesor de la época del colegio: "la libertad de una persona termina dnde empieza la libertad de la otra".

19/4/09

Schrödinger en etrusco...


Miki González - Altiplano

Ejemplo 1: La vez pasada veia un videopost antiguo en La Habitación de Henry Spencer, en el que Burneo (entiendase, el autor del blog), camara en mano, salio a hacer una encuesta en una universidad: "¿Desde que edad te masturbas?"... Lo que pude apreciar, mas alla del hecho de que la seguridad del campus no lo saco a patadas por hacer huevadas, es que casi todas las mujeres salieron corriendo despavoridas al ver la camara, e incluso la mitad de los hombres pusieron cara de arcoiris y huyeron. Aun asi, las pocas que se quedaron miraron a Burneo como si acabara de explicar la ecuación de Schrodinger en etrusco y respondieron diciendo que ellas no hacian 'eso', que era algo que solo hacian los hombres, etc, etc. Por otro lado, los chicos que se quedaron para la camara actuaron de maneras diferentes, unos reian nerviosamente, otros respondieron con timidez, y algunos pocos si se despacharon con pelos y señales y se explayaron al contar sus experiencias.

Eso nos puede llevar a pensar que, aun en estos tiempos de dizque 'liberacion sexual' y 'apertura mental' (ojo, solo mental), los jóvenes peruanos seguimos pensando como hace un siglo... en especial las chicas. ERROR. Luego demostrare mi punto.




Dirty Vegas – Walk into the sun

Ejemplo 2:

Muchas veces cuando conocemos a alguien que nos parece atractiva, tendemos a mirarla a veces mas de la cuenta (lo cual puede decirle que le gustas), y otras veces de forma ‘extraña’ (por decirlo así…), gracias a lo que ella te considerara un completo depravado. A veces esas miradas son instintivas, no son intencionales… es mas, algunas veces ellas BUSCAN que las miren (no por nada ellas gastan en brassieres push up y usan escotes generosos). Sin querer sonar como cierto profesor de la Universidad (que culpa a las mujeres de los males del mundo), puedo decir que muchas de ellas llaman a propósito nuestras miradas (y otras veces miramos sin que nos llamen, pero ese es otro cantar…).

Y si lo haces mientras estás con tu enamorada, pues te lloverá fuego y azufre así niegues en 7 idiomas haber mirado a otra chica con cara de perro hambriento. De ahí que muchas veces caemos en el dilema de: ‘miro o me hago el cojudo’. Que levante la mano quien no ha estado en esa posición. Obviamente si ellas estuvieran en nuestro lugar, las cosas no serian asi, pero bueno escapa a los alcances del presente ejemplo.

Si nos hacemos los cojudos, no hay problema. El asunto esta en si miramos ‘sin asco’. Como dijeron alguna vez en Seinfeld: 'Mirar un escote es como mirar al sol. No puedes mirarlo fijamente por mucho tiempo, es muy arriesgado. Lo percibes, y luego miras a otro lado'


Chromeo - Bonafied Lovin' (Yuksek RMX)

Ejemplo 3:

Any Given Saturday, 11pm. Casa sola. El solo (es un decir). Ella sola (idem). Los dos solos. La soledad. La tentación. Besos, caricias, respiraciones entrecortadas, you know the drill: están en los previos (lo que de manera deliciosa llaman los mexicanos: el faje). Hace rato que dejaron de preocuparse por la película repetida que pasan en HBO. Los padres de ella salieron a una cena y no volverán hasta dentro de 3 o 4 horas. Los hermanos de ella salieron a bailar, huevear, o lo que sea que hacen los adolescentes en estos tiempos (sorry, ya deje de serlo hace tiempo). Luego, de manera inexplicable se activa una alarma en el cerebro de ella –llamémosla Raquelita– que le pide, como si su vida dependiera de ello, seguir viendo la película cuyo final conoce desde hace 2 años.

BANG! Manuelito es el flamante (y dolorido) acreedor de unas magníficas blue balls… y más tardecito tendrá que recurrir a su tocaya para aliviar el dolor.

¡Ay de el si se le ocurre decir algo…! La respuesta de Raquelita será el clásico ‘solo me buscas para eso’.

Aguantate como los machos, caballero nomas.




Conclusion:

Lamb - Gabriel

Leyendo por ahí encontré el ‘enésimo+1’ estudio que trata de explicar la tendencia masculina a pensar ‘solo en sexo’.

Las mujeres nos acusan de eso (como si fuera malo… OK, OK, es malo, pero si es en exceso, como todo). Los mismos hombres nos avergonzamos de eso a veces. Nos dicen mañosos, nos dicen arrechos, nos dicen… de todo. Incluso esa popular acusación sirve para el posterior chantaje emocional femenino (tema que debería tratarse posteriormente, en otro post, ya sea mio o del valiente que recoja el guante).

Y yo pregunto –ejem, ejem–: ¿Y LAS MUJERES? ¿Por qué ellas pasan piola?

Ahora vienen a cuento las referencias anteriores.

Para el caso 1: Las mujeres piensan en sexo. No digan que no, es algo natural y no tienen por que avergonzarse. De hecho, casi todas hablan de eso… es mas, muchas de ellas son peores que nosotros cuando lo hacen. El detalle esta en que los hombres son habladores, ufanos, fanfarrones. Nos tiramos flores, creemos que abriendo el hocico mas veces para hablar de eso, somos mejores (‘graso’ error). En cambio ellas, oh!, ellas… como en muchas cosas en las que nos ganan, también nos ganan en esto. Ellas son peores que nosotros (como ya dije). Solo que ellas solamente hablan de eso ENTRE ELLAS.

Christian Berger – The abyss

Es por eso que nosotros estamos en la lleca en lo que se refiere a lo que las mujeres piensan, quieren, o simplemente dicen. Ellas acostumbran HACERNOS TRIZAS. Mientras que los hombres se tiran flores, ellas nos tiran fertilizante (y con manguera de incendio… cualquiera diría que al terminar sus sesiones de raje nos ha cagado un elefante encima): suelen desmenuzar cada parte de la performance masculina. De ahí podemos decir que ellas tienen una mente muy, muy abierta, mucho mas abierta de lo que nosotros creemos. Solo que simplemente a ellas no se les da la gana que nosotros nos enteremos. Punto.

PD: Las mujeres también lo hacen. No digan que no.

Para el caso 2: Las mujeres miran. De hecho, miran de manera impune. Nadie les dice nada cuando lo hacen. Miran, y señalan. Se pasan la voz. Hacen señas. Hasta se muerden los labios, pellizcan el aire… en fin, en algunas oportunidades hacen todo un espectáculo (no todas, pero si muchas). Pero nadie les dice mañosas, depravadas, y toda la sarta de adjetivos que sueltan cada vez que un hombre, aun de manera inocente, mira alguna parte específica de la anatomía femenina (a cualquiera se le puede extraviar la mirada mientras piensa en, no se, la escasez de fósforos en la costa de Alaska, la inmortalidad de la araña o la chucha del gato). No… ¡nadie les dice nada! ¿Por que? Pues sólo Dios sabe.

Y si el enamorado esta presente, pues ¡que ni se le ocurra decir nada!: ‘¿Estas celoso?’, ‘¡Qué inseguro eres!’… No jodan.

Ellas miran, desde la posición segura que los prejuicios y lo que se espera de ellas les han dado. Que no jodan si se nos van los ojos de cuando en vez. Para algo están.

Luisito Quintero – Tumbao (Louie Vega EOL RMX)

Finalmente, caso 3: El hombre propone y la mujer dispone. Y esta bien. No me malinterpreten. No quiero decir que un NO no signifique NO. No iba a eso, sino a que las mujeres, muchas veces, hacen eso por joder, o para tener la sensación de que ellas mandan, y meterles eso en la cabeza a los hombres, qué se yo. Al parecer ellas tienen una mejor manera de controlar su libido. Los hombres son mas bestias, las mujeres mas cerebrales. Lo sabemos…

Simplemente seria bueno que ellas no se aprovechen de eso. En serio. DUELE.

PD1: Espero nomas que las mujeres que leen este blog no me hagan trizas, tómenselo con soda. No es la queja de un hombre. Es la de muchos.

PD2: Como en mi post anterior (que es probable que no recuerden), los deleitare con algunas imagenes por ahi, que explotan la imaginacion cochina de los hombres (y mujeres). Corresponde a una campaña publicitaria rusa de, que raro!, leche.











13/4/09

"Yo amo mi grupo"

[Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que publiqué algo. Creo que esta "ociosidad" mía se ha debido en parte al ingreso de nuevos bloggers a este espacio, lo que de un modo u otro, me quitó algo de la preocupación que normalmente me asaltaba, aquella gracias a la cual trataba de que el blog esté siempre actualizado. Después del tiempo transcurrido, y en parte por las quejas de 3 ó 4 lectores incondicionales, paso a publicar el siguiente post, el que, espero , no deje muy insatisfechas sus expectativas.]


Dependiendo del lugar donde hayas vivido, la crianza que hayas recibido y tus características inherentes, uno empieza a "hacer amigos" desde una edad u otra, ya sea con los chicos del barrio o con los compañeros del nido, jardín, wawasi, inicial, el hogar de los patitos, o alguna variación de estos primeros centros de educación e interacción social para infantes. Desde esta edad puedes ver quiénes son los niños con más facilidad para hacer amigos, cuáles son los insoportables para todos, y cuáles viven como si los demás no existieran, y los primeros grupitos empiezan a formarse.

Cuando llegas a la escuela, algunas de las materias tocan la antropología a su manera, te hablan sobre el hombre y su necesidad de vivir en sociedad, "el hombre es un ser social", es una frase harto repetida por muchos de los profesores; "el hombre necesita relacionarse con otros de su misma especie, por eso, por ejemplo, ustedes tienen amigos"; y aquellos con problemas para relacionarse inician su proceso de transformación hacia patito feo, al ser vistos de manera rara y hasta burlona por todos aquellos otros que ya tienen bastante "afianzado" su grupito de amigos, su collerita, su "argolla" (jerga que me era desconocida hasta hace poco, hasta que la oí de mi padre... ¡de qué época ha de ser!).

Los grupos de amigos, o simplemente compañeros, se van formando para distintos fines; de niños puede ser sólo para conversar o contar chistes, para jugar fútbol, o burlarse de sus respectivos hermanos; luego vienen los grupitos de trabajo para el colegio, o grupos de estudios; luego los grupos para salir, para comer, para tomar, grupos que se dan a notar al final de la época colegial y al inicio de la vida en la universidad (o instituto o... bueno lo que sea que empiecen).

El principal problema con los grupos de amigos es la dependencia casi 'mamaria' hacia uno de ellos en particular, por parte de algunas personas, dependencia que casi mayoritariamente se presenta hacia un grupo del mismo género, y se manifiesta en cambios de actitud, variaciones en la personalidad, diferentes estados de ánimo y, sobre todo, búsqueda de protección.

Una clara muestra de esto se da en el piropeo calzoncillesco ejercido por algunos machos esquineros en pro (o contra) de alguna chica, alguna fémina más o menos agraciada, vestida con algún atuendo motivador de hormonas, o simplemente dotada de atributos agradables al gusto masculino. Este piropeo es puramente grupal y en la mayoría de ocasiones bastante vulgar y poco creativo; muchos de los que forman estos grupos, individualmente son nulos o risibles al desenvolverse en el contexto del galanteo, pretensión, 'afane', 'calentamiento', y el tartamudeo y comentarios sin sentido son su mayor expresión; pero escondidos y protegidos bajo la sombra de un grupo sueltan 'gileramente' los más huachafos disparates posibles.

Las mujeres también adoptan ciertos comportamientos parecidos al anterior al encontrarse en grupo. Ellas no se juntan para piropear a algún muchacho (aunque algunas lo hacen con completa desfachatez), por el contrario, las luchas sexistas más crueles son abordadas por ellas, nunca individualmente, sino en jaurías, y el ataque feminista de cada una es apoyado sin vacilación alguna por todas las demás integrantes del grupo. Muchas mujeres, aparentemente mansas y vulnerables, al sentirse parte de una jauría cambian completamente y embisten a los "enemigos amenazantes" del modo más feroz posible.



Pero los grupos no sólo son escenarios de confrontaciones sexistas, la dependencia hacia ellos se puede apreciar a diferentes niveles y con distintos matices. Muchas veces nos sentimos extraños en ciertos grupos, si no están 2 o 3 amigos en particular; a veces, la creatividad o la expresividad desaparece por completo si no te sientes completamente a gusto, y la presencia de aquellas personas es una elemento fundamental para ese desenvolvimiento. Sin embargo, y a pesar de que no andamos en nuestro mejor escenario, la mayoría de veces terminamos yendo a esos lugares, en esos momentos, y sin exactamente el grupo de amigos que queríamos, pero buscamos pasarla bien... total, el grupo hará la juerga.

En el caso de las mujeres, sin embargo, las cosas son un poco distintas, confían mucho entre sí, pero muy poco en el sexo opuesto (algunas con justificada razón), así que si no van sus amigas de siempre, probablemente no asistan a reunión alguna. Algunas chicas se niegan rotundamente a salir a una discoteca si no van "la meli", "la mari" y "la kari", por que si no "no va a ser igual", y así "la juli" no va, y como no va "la juli" tampoco puede ir "la lili", y como no va "la lili" no hay modo de que vaya "la mili", y si no va "la mili" ¿con quién se va a regresar "la pili"?, pero si "la pili" y la "tati" son inseparables, y si la "tati" no quiere ir no puede llevar a "su rica hermanita, la ale", que justo iba a llevar a todas las amiguitas de su promo, que están igual de buenas que ella. "Por lo menos irá "la carla" que nunca se hace paltas y siempre quiere juerguear".

Si por un milagro, "la meli", "la mari" y "la kari" lograron ponerse de acuerdo en ir a la fiesta ese día, probablemente lograrán hacer que vaya "la juli", y por tanto "la lili", "la mili", "la pili", "la tati", "la ale" y sus amiguitas. Y si en la fiesta, "la meli" quiere ir al 'tocador' (porque tomó demasiado líquido), tendrán que acompañarla por lo menos "la mari", "la kari" y "la juli", si no es que a alguna otra también se le ocurre orinar. Por lo demás, la fiesta se desarrollará normalmente, hasta el momento en que "la mari" tenga que irse, porque como "la meli" y "la kari" han llegado con ella, tienen que irse con ella, pero "tati", "mari" y "lili" son inseparables, y a "pili" le han dado permiso sólo si llega con "mili" y "lili". La hermana de "tati" se quiere quedar con sus amigas, pero "tati" no la va a dejar porque "no confía en 'juli'". 'Juli' se ofende y también se va.

Siempre me ha sido evidente que si el ser humano es un ser social, las mujeres lo son mucho más, y no sólo por esa 'seudodependencia' hacia un grupo, que he querido graficar en los párrafos anteriores, sino que les es mucho más sencillo interactuar entre sí. En muchas ocasiones, he notado cómo chicas que nunca antes se habían visto empiezan a conversar entre sí, sonreir y hacerse 'amigas' en menos de 3 minutos. A diferencia de muchos de nosotros, que al encontrarse con tipos desconocidos establecen una suerte de marcación territorial a través de miradas insidiosas, pero sin cruzar palabra alguna. Creo que, para resumir los comportamientos mostrados, se podría decir que en muchas ocasiones, las mujeres luchan contras los hombres, mientras los hombres luchamos entre nosotros.

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Por otro lado, ¿qué tan necesario es un grupo?, ¿hasta qué punto es necesaria la pertenencia a un grupo, y en qué momento se transforma en dependencia?, ¿qué tanto podemos cambiar nuestras actitudes al estar dentro de un grupo y al estar fuera de él? Suenan a preguntas para un análisis psicológico (que correspondería a algún psicólogo o estudiante de psicología, ergo, Zarif), pero creo que se podrían plantear también a modo de autocrítica o simplemente como una pura apreciación de elementos pintorescos (sobre todo en el caso de ellas... sin rencores).