Tiempo a la vida... o vida al tiempo?.

Hoy un amigo, que falleció a manos del cáncer, cumpliría un año más de vida... y hace poco menos de un año que todo aconteció. Todo esto podriá ser un poco complicado de expresar y por lo que veo, varios solo mantienen los mejores deseos, lo cual seriá lo más sano, algunos, tal vez como yo, sienten aún esos vívidos momentos de infancia, entre juegos y bromas, o uno de los tantos abrazos que por onomásticos nos propinábamos, y sienten aún en ausencia a esa persona, al recordarle y les imposibilita expresar alegres deseos.

No se... el sentir que tal vez fui uno de los últimos que tuvo que la suerte de pasar con él unas horas y luego de varias más enterarme de su fallecimiento, me hace sentir especial; él incluso, con su corazón tan grande, que me dijera que se alegraba de verme, que el tiempo había pasado pero que le daba un regocijo enorme poder verme, me hacía sentir casi único.

Mi mayor inconveniente en verle, era que, durante los últimos años, él había vivido más en Lima que en Piura, y cuando venía, pues no nos dábamos el tiempo, o estábamos en tantas otras vanalidades (vanalidades que llevan su poco de responsabilidad) que simplemente el tiempo se agotaba y él volvía a Lima. Lo cual, me hacía extrañar tiempos más simples, más sencillos, donde jugar era la prioridad, y las burlas del resto, ocupaban el tercer lugar (el segundo lugar era para la comida).

Recuerdo por algún extraño motivo, que al enterarme de su condición, no lloré. Recuerdo que al enterarme del cúlmine, horas después de haberlo visto, no lloré. Recuerdo que al haberlo visitado ese sábado y haberlo visto, con el tremendo peso del sufrimiento que cargaba, y haberlo ayudado, sólo se me hizo un nudo en la garganta y solté palabras de ánimo... pero no lloré. Pero recuerdo, que cuando lo ví en el ataúd, postrado y con los ojos cerrados, y darme cuenta, que aquella persona, no se levantaría a jugar, no se levantaría a bromear conmigo, fue tal el shock, que incluso ahora, con recordar ese momento, esos minutos, aun lloro; razón por la que no me dió el cuerpo para poder ir luego al entierro..., ver eso, tal vez hubiera sido demasiado para mí.

Siempre la perspectiva cambia al tener la muerte tan cerca, en alguien tan querido, en alguien tan preciado. Cambia la perspectiva de lo que vale, de lo que no es tan importante, y lo que es estúpido. Alguna pelea tonta, que en otro momento podría ser lo que nos ofusque mentalmente, incluso bloquearnos cualquier otro pensamiento o estado de ánimo... se denota como una estúpida vanalidad, una idiotez insípida de la que luego nos damos cuenta e incluso llegamos a pensar: "¿en esta mierda me detuve pensando tanto tiempo?".

Y cosas que uno da por sentado, como amistades, o personas buenas de corazón, que uno podría no apreciar tanto, adquieren una importancia prioritaria. La familia, con sus tonos agridulces, toma el primer lugar... y de haber alguien especial, pues nos mueve a tener deseos de inmortalidad.

De entre todo, me alegro de las personas que tengo a mi lado, me contento pensando en la no-soledad, en que si alguna vez necesito hablar, puedo contar con alguien, tal vez soy muy afortunado, tal vez simplemente, lo se apreciar, y por lo mismo que lo se apreciar, es que persevero e intento en lo posible, alimentar esas amistades, esos aires con esas personas. Es probable que sea tajante, me han dicho que incluso soy frío (lindando con lo cruel), pero es tal vez por lo mismo que me resguardo tras ese escudo que todos mantenemos... hasta que venga esa persona capaz de bajarnos con una sola mirada.

Desde el fondo de mi ser, estoy agradecido por estar rodeado de personas de tan alta calidad, espero estar correspondiendo en esos pequeños detalles que influyen, en esos detalles que importan.

P.D.- Un abrazo amigo del alma, sé que estás en mejores manos, pero aun así quedará el mal sabor de tu ausencia.