14/9/08

En la combi


Hace un par de semanas, después de casi 6 meses de no hacerlo, volví a viajar en combi (y no me refiero a las combis privadas que brindan servicio a los centros de estudios). Desde que empecé a trabajar, normalmente no viajo en combi, en gran parte debido al hábito de calcular el tiempo exacto para salir (el que nunca llega a ser exacto, sino menor al necesario), que siempre he criticado en los impuntuales, y que se ha instalado en mí tardíamente, ocasionandome hábitos colaterales, como el jutarme con compañeros que calculan el tiempo del mismo modo que yo, para tomar un taxi juntos.

Sinceramente, nunca me ha gustado viajar en combi, y creo que a nadie le debe de parecer un gran placer hacerlo; esto, claro, para quienes hayan vivido la memorable experiencia, pues también hay quienes jamás se han subido a una, sino que su transporte se ha limitado a vehículos personales o taxis. Pero, toda experiencia es importante, y viajar en una combi te da una muestra, un pedazito del mundo, un pequeño espacio donde se unen los mas variados elementos de la realidad, y donde convives (si se puede llamar convivir a los 45 minutos que puede durar como máximo el "paseito") con comportamientos que apenas podrías imaginar si no has salido de tu propia burbuja.

Algunas travesías en combis son menos frustrantes que otras, algunas son menos desesperantes, algunas más 'intensas', algunas, pasan desapercibidas. Todas los viajes tienen algunos elementos comunes, pero todos tienen también sus particularidades.

- "Al fondo hay sitio": Una frase tan común como subjetiva. Cuando en la última fila, en el asiento para cuatro personas, están sentadas tres de voluminosas proporciones, cuyos pesos oscilan entre los 90kg y los 120kg, a veces, uno prefiere ir de pie o tomar otro vehículo.

- "Más adelante van a bajar": Algunas personas - como yo - no suben a una combi si ésta está llena, pero entre ellas, hay quienes se dejan convencer por frases como ésta, y suben sin ningún reparo a fomar parte aquel grupo de olores, tan variado como asfixiante, que domina entre todos los pasajeros que viajan de pie. La nombrada frase, es completamente ambigua; al decir "mas adelante van a bajar", no se especifica dónde van a bajar, ni cuántos van a bajar, ni en qué momento van a bajar, y, es más, así dijeran "en la esquina van a bajar" (lo que algunos cobradores tienen el descaro de hacer), sería realmente patético creerlo.

- La viejita necesitada: No me gusta viajar de pie, no tomo una combi si veo que está llena y, si subo y noto que no hay asientos libres, hago que el vehículo se detenga y me bajo. Pero, ¿qué cuando encontraste el último asiento libre y, de pronto una señora de tercera edad sube en la siguiente cuadra y se postra a tu lado para que le des el asiento?, ¿qué cuando tienes a toda la gente mirándote para que lo hagas?, ¿qué cuando por hacerlo una vez alguno de los otros pasajeros que iba de pie te robó el celular y recién lo notaste al bajar?, ¿qué cuando por hacerlo en otra oportunidad, el vehículo pasó por un bache y caíste sobre una chica que te miró como a un depravado, o te cortaste al intentar sostenerte de lo que parecía más un cuchillo que el borde sobre la ventana? Cuando la caballerosidad te juega esas malas pasadas, uno empieza a aferrarse a su asiento con más fuerza que antes.

- El conductor responsable: Aquél que se preocupa por tí, aquél que pone tu vida antes que la suya propia, sobre todo si has subido adelante. El conductor responsable, siempre te dirá:"ponte el cinturón de seguridad", cual padre velando por el bien de su hijo, te dirá que te pongas el cinturón de seguridad, aunque en realidad te está pidiendo que lo sostengas con ambas manos, ya que no se trata de un cinturón de seguridad, sino de un par de cintas sin hebilla que tratan de emularlo.

- El gordo: Ocupa asiento y medio, y si tienes la mala suerte de sentarte a su lado, te verás obligado a dejar una nalga fuera del asiento para poder al menos llevar lamitad de tu cuerpo apoyada sobre algo sólido.

- La señora limpieza: Siempre lleva alguna fruta como un mango, un plátano, una naranja, y todo aquello que al ser consumido produzca desperdicio. Se preocupa por mantener limpio el vehículo en el que viaja, por esa razón empieza a arrojar las cáscaras de la fruta que está consumiendo por la ventana, y si no puede llegar a ella se lo entrega a su compañero de al lado para que le ayude en su labor.

- El pituco: Joven de entre 15 y 22 años. Lleva el pelo decolorado tras algunas sesiones de tratamiento con fina agua oxigenada, usa un par de anteojos de máxima protección (BASA) dentro de la combi, y utiliza un lenguaje que curiosamente sólo puede entender el cobrador.

- El predicador: Señor de entre 40 y 60 años, dotado de gran expontaneidad para transmitir el mensaje de Dios a viva voz y con un mensaje distinto al de los demás: "hermanos míos cambien como yo lo hice para poder entrar al reino de los cielos".

- La emprendedora: Muchacha que acostumbra vender chicha. Lleva 2 baldes de considerable tamaño junto a ella, los que ocupan sendos asientos, impregnando la camioneta del conocido aroma, y transformando el vehículo en un improvisado puesto de venta.

- La madre malabarista: Dotada de una habilidad formidable y una fuerza envidiable. En pos de la economía de su hogar, logra ocupar sólo un asiento, y lleva sobre sus faldas a 4 de sus 5 hijos, a los cuales mantiene en equilibrio cual espectáculo circense. El quinto hijo va de pie o apoyado disimuladamente sobre algún otro incauto pasajero.

7 comentarios:

Colifloressecas dijo...

Extrañamente, debo ser una de las pocas personas que de verdad le ven cierta gracia a viajar en combi. No es que me encante, y muchas veces llega a ser sencillamente desesperante, pero, como dices, es una experiencia que uno debe vivir. Uno no conoce una ciudad hasta que ha viajado en su transporte público.

Viajar en la misma ruta te permite conocer unos cuantos trucos. Por ejemplo, si yo le hiciese caso a mi abuela y saliese media hora antes de lo que salgo (que es 1 hora antes de mi hora de entrada), no habría forma de conseguir un sitio y tendría que viajar irremediablemente de pie.

Al hacerlo cuando lo hago puedo, en cambio, subirme sin dudar a combis atestadas de gente. Es probable que la ingeniería haya tenido un mayor efecto en mí de lo que esperaba, porque he llegado a pensar en las probabilidades que hay de que bajen en determinado punto de la ruta, y he llegado a la conclusión que encontraré un sitio en los primeros 10 minutos del viaje.

La otra cosa que no he podido dejar de notar es la manera en que todos los que suben a vender cosas a la combi hablan del mismo modo. Si fuese un lingüista (me gustaría haberlo sido), hubiera hecho mi tesis, o al menos una monografía, en el dialecto "vendedor-ambulante-que-sube-a-contarnos-que-vende-para-no-robar-y-mantener-a-sus-hijos". El caso que más me molesto fue uno que subió a decir que acababa de llegar de Arequipa, cuando su acento gritaba "he vivido toda mi vida en Lince". Aún así le compré un turrón.

Anónimo dijo...

Bastante entretenida descripción de los detalles que se observan al viajar en combi.
Faltaría agregar, quizá, algunos cuantos personajes más; como el típico personaje que sale exhausto del trabajo y que no tiene el menor reparo en tratar de dormise en tu hombro; o aquel que pese a su apariencia ha olvidado utilizar desodorante y por si ya eso no fuera poco al parecer no es capaz de darse cuenta que está a un paso de provocar muerte por asfixia a los que lo rodean y sigue con los brazos extendidos para que el sutil aroma no deje de emanar.
Y por último me gustaría agregar (basado en mi experiencia) a los conversadores, esos personajes con los que probablemente todos nos hemos encontrado. Es ese individuo (hombre o mujer) que preguntandote la hora, si sabes donde debe bajar para llegar a tal calle o a tal lugar, o cualquier otra excusa acaba por "entablar" (y lo pongo entre comillas porque lo más probable es que no te interese para nada cualquier cosa que tenga que decir) una conversación de la cual no podrás salir hasta que uno de los dos baje del vehículo, no importa cuantas veces te quedes completamente callado o cuantas indirectas, respuestas cortantes o incluso frases ofensivas (que sorprendentemente las tomará como broma) le digas...creo que si le pones tu humor característico mi estimado Delto Aurelio sonaría mucho mejor.

Anónimo dijo...

combis combis.. tantos recuerdos tantos buenos momentos.. tntas desgracias jaja
por casi 3 años fui fiel usuario de éstas, las combis que me vieron ir pasando de ciclo en ciclo, o que fueron consumiendo los jeans y las zapatillas viejas, las combis que me dejaban 3 cuadras mas alla..
y la lista sigue

el que no ha usado una combi por mas de una semana al menos, no ha vivido. subir en combi te prepara, de alguna forma, para no escandalizarte luego por problemas menores, las combis son el peru jaja

ok
basta de floro
buen post david, y de lectura agradable

un abrazo, te cuidas

Ivan

Anónimo dijo...

bueno combis una arma mortal? donde puedes sufrir un recorrido unico. Aunque no has vivido si no te has subido a una x).

bueno yo que siempre voy en combis e tenido un poco de experiencia en cada cosita pero pienso que lo peor es cuando viene uno "molesto" de que no quiere saber nada solo llegar a su casa rapido en una combi. Estar en un espacio chico repleta de gente y que la persona a tu lado se tire una sorpresita? aparte de que no puedes respirar ya que todo se abonba , esta el roche de que miren ala persona equivocada ( en este caso a mi T_T), te miran como diciendote eres un marrano.

desgraciadamente no tengo algo mejor en que irme xD!

Anónimo dijo...

las únicas veces que he viajado en combi han sido cuando me he encontrado en la capital y la verdad no me quejo...me parece un viaje normal y tranquilo. He tenido la suerte que nunca me ha pasado nada en Lima a pesar que a mis hermanos los asaltaron de muchas formas que ni conocía.

Me gustaría pasar esa experiencia alguna vez en piura...claro no llevando mucho dinero y que tu me acompañes....:$

David dijo...

¬¬'
marica

Anónimo dijo...

amio david algun dia te llevare a dar paseos en combis aqui en lima y sabras pq les dicn "las d la muerte" o pq el cobrador en ciertos tramo d su ruta dice: "por favor cierren sus ventanas" hehe