21/8/08

El elemento incómodo

Matrimonio de don S, importante evento social en el año. Están presentes muchos de sus amigos, gente del trabajo, los jefes, familia. La celebración de un acontecimiento tan importante es acompañada de considerables cantidades de licor, que consiguen, hacer amigos a los enemigos y más amigos a los que ya son amigos. Además, una cuadrilla de espontáneos hace gala de sus dotes baile y consigue arrancar sonoras carcajadas de entre los invitados. Todo se desarrolla normalmente, mientras un grupo de camaradas revolotean alegremente y observan atentamente a la masa femenina reunida en el evento, esperando encontrar el preciso momento para arremeter hacia la cacería. De pronto, el jefe de todos estos muchachos se acerca amablemente para departir con ellos, en una muestra de su deseo de establecer y/o fortalecer lazos de confraternidad. La conversación entre jefe y empleados se desarrolla con normalidad e incluso con mucha confianza, la historias van y vienen como si de amigos de la infancia se tratase, hasta el preciso momento en que se empieza a percibir un elemento raro en el ambiente. En un primer momento el grupo de amigos cree que se trata de un olor instalado en todo el local, pero al observar que son los únicos afectados, empiezan a sospechar que el olor proviene de dentro. El jefe tampoco parece disfrutar mucho de la nueva fragancia percibida, pues los gestos en su rostro muestran una clara incomodidad. Tras una serie de suposiciones, las miradas de todos muestran que tanto el jefe como los camaradas han identificado el nuevo aroma: se trata de una ventosidad emanada de un cuerpo humano, conocida vulgarmente como "pedo". Los amigos se miran entre sí, sin saber a quién culpar, la última persona a la que deben mirar es al jefe, nada tan inoportuno como insinuar que aquél que paga tu sueldo es también el culpable del adormecimiento del grupo de amigos, así que los camaradas - y el jefe - optan por continuar con la conversación y hacer de cuenta que nada ha pasado, aunque sus caras demuestren lo contrario.

El problema de este tipo de emisiones, no es tanto el hecho de haber cometido el "delito", sino frente a quién lo hemos cometido. No existe ser humano que no haya sentido la necesidad, en algún momento, de expulsar aquella incómoda masa de aire que ocupa parte de su cuerpo, lo cual, a pesar de ser un proceso normal del organismo, no hace más que avergonzarnos frente a otras personas. Y, la vergüenza es un justamente una característica plenamente humana, por eso, lo más sencillo cuando ocurren este tipo de eventos, es culpar al perro, aquél pobre animal que nada sabe de lo sucedido, pero que al no conocer el significado de la palabra vergüenza (ni de ninguna en particular), se hace blanco fácil para la expiación del verdadero culpable. [Para un mayor conocimiento sobre el comportamiento de los perros pueden leer un post de mi amigo Zarif - blogger también - donde se argumenta científicamente, con detenimiento y claridad, las diferencias entre el comportamiento humano y el animal, referido primordialmente al aspecto sexual. Hoy bautizo oficialmente a mi amigo como el "Dr. sexo"].

Los hay sonoros y silenciosos, agudos y graves, inodoros e intensos; pero, ciertamente, siempre cumplen con su cometido final: cortar, agresivamente, el momento más feeling, el momento emocionante, el momento más serio. Durante el matrimonio de don S, el grupo de amigos no pudo identificar al emisor del elemento lacrimógeno, principalmente, porque lo que se identificó fue el olor, y no el sonido (el que se identifica paralelamente a la emisión del pedo); además, no había perro al cual culpar. Lo cierto es que la alegría del momento se vió inundada por un elemento incómodo, un elemento que no pudo ser asociado a un culpable, pero que, en otras ocasiones - en las que sí se sabe quien organizó el concierto - haría imposible pasarlo por alto:

- Salida en pareja. Digamos, primera cita. La velada se viene desarrollando exitosamente, y ambos parecen congeniar de maravilla. Cuando el chico deja a la chica en su casa, ambos se sienten inclinados a culminar la velada con un inocente ósculo: un intercambio de fluidos torrentosos y una intensa batalla de lenguas por la que ambos han venido esperando el momento indicado. Por la emoción de la situación, ninguno de los dos se ha dado cuenta de lo lejanos que se encuentran, y en el momento de concretar la empresa se ven obligados a inclinarse para poder llegar a unirse. El mágico momento se ve interrumpido por la presencia del ya mencionado elmento, que hace su aparición sin anunciarse. En esta situación, sobran las palabras, ambos saben quién es el culpable de tan inoportuna interrupción.

- Salida nocturna. Amigos nocturnos. Club nocturno. Bailarina nocturna. Digamos que la dichosa odalisca se contonea al ritmo de una suave, sensual y estimulante música de aquellas que nunca faltan en este tipo de centros de diversiones. Los amigos disfrutan alegremente del espectáculo mientras la musa sigue deslumbrando a todos con sus giros y danzas. Sin embargo, la sensualidad de la bailarina se ve opacada por un estruendo que no es precisamente musical. A los concurrentes al centro les parece mentira que un cuerpo de donde emane tanta belleza también emita otro tipo de cosas. Aparentemente no conocen en su totalidad el cuerpo humano y el metabolismo de éste.

- Noche de chelas. Noche de camaradas. Noche de canzoncillos. Un grupo de amigos beben sin medida ni clemencia. Entre tragos y carcajadas, alguno de ellos hace gala de lo que él llama "arte" (con unos tragos menos le otorgaría sólo el titulo de "truco"). El sonido es claramente identificable por todos, el olor podríamos calificarlo de imperceptible debido a la mezcla con tantos otros. Pero la celebración de tan irreverente acto no se hace esperar, y se entiende sólo por las grandes cantidades de alcohol que han pasado a tomar el lugar del fluido sanguíneo en las venas de los camaradas.

Lo cierto es que este curioso acto ha sido siempre censurado, incluso su sólo nombre suena desagradable:"pedo", la simpleza de sus sílabas, lo breve de la palabra, le da aún mayor contundencia, su sola pronunciación es bastante onomatopéyica. No quiero terminar este post con una postura de apertura total de brazos hacia las flatulencias, no trato de decir que debemos convivir en un ambiente donde las ventosidades y las palabras comparten el mismo espacio y con la misma frecuencia, creo que no estamos preparados para ello (y ciertamente prefiero que las cosas sigan así). Sólo culminaré diciendo, que la próxima vez que percibamos al "elemento extraño", deberíamos censurar menos y reír más, total, se trata de algo involuntariamente natural; aunque, si el responsable suele hacerlo muy a menudo, quizá sea necesario una inocua mentada de madre.

8 comentarios:

Colifloressecas dijo...

pedorro

David dijo...

No mejores tanto mi reputación, esteban

Zarif dijo...

es la verdad pedorroo

Anónimo dijo...

club nocturno?? Bailarina nocturna?? no me digas q te ha pasado?? jajajaja

El chamán de amplitud modulada dijo...

que viva la productividad! para mi que tus posts los avanzas en la chamba y los retocas en casa, zangano pedorro!

Tierno Exponencial dijo...

jajaja, oda al pedo? de parte del pedorro? jaja.

David dijo...

La idea era comentar el post y no catalogarme como pedorro T_T

Anónimo dijo...

eso dl pedo dbmos d preguntarl a eduardo o a otalvaro jeje ojala q se acuerd jeje amiooo q es el pedo? dicese q es el grito desesperado d un mojon atorado XD